lunes, 6 de abril de 2015

Conclusión.

LA Adolescencia.


La adolescencia plantea uno de los desafíos más difíciles para las familias. Es posible que los adolescentes, que se enfrentan cambios hormonales y a un mundo cada vez más complejo, sientan que nadie puede entender sus sentimientos, en especial sus padres. Como resultado, el adolescente puede sentirse enojado, solo y confundido cuando se enfrenta problemas complejos de identidad, presiones de sus compañeros, conducta sexual, alcohol y drogas.

Lidiar con los problemas de la adolescencia puede poner a prueba a todos los que se ven afectados. No obstante, las familias suelen ayudar satisfactoriamente a sus hijos a lograr los objetivos de desarrollo de la adolescencia: reducir la dependencia de sus padres a la vez que se hacen cada vez más responsables e independientes.
Sin embargo, hay diversos signos de advertencia de que las cosas no están bien y que pueden llevar a que la familia busque ayuda externa. Estos incluyen conducta agresiva o violencia por parte del adolescente, abuso de drogas o alcohol, promiscuidad, ausentismo escolar, roces con la ley o conducta desenfrenada. Del mismo modo, será un fuerte signo de peligro si un padre recurre a golpear a su hijo o a otra conducta violenta en un intento por mantener la disciplina.