En la mayoría de las vías de orientación a la familia se
manifiesta la posición vertical, institución escolar-familia, no se posibilita
una retroalimentación de los temas que se abordan y una participación de todos
los agentes socializadores.
Los temas que se escogen para las escuelas de educación familiar
no incluyen con sistematicidad contenidos relacionados con la convivencia
humana.
El carácter formal de estos intercambios influye en que en
ocasiones no se logre la empatía necesaria para un diálogo enriquecedor y
franco, en el funcionamiento familiar de las nuevas generaciones con su familia
subyacen problemas subjetivos que influyen negativamente en la educación en
valores para convivir, no se resuelve la dicotomía entre lo que se orienta en
la escuela y los modelos que se observan en el hogar.
El interés que se tiene a todos los niveles en los resultados
cognitivos, influye en las tendencias que prevalecen de soslayar la preparación
de los adolescentes en contenidos definitorios para la convivencia humana, en
consecuencia no se ha logrado que se corresponda el nivel de los conocimientos
con la actuación de los adolescentes y sus familias donde aún persisten modos
de convivir que contradicen los roles asignados en relación con el adulto
mayor.
La necesidad de los educadores de constatar logros en el
comportamiento de los estudiantes en plazos cortos, contribuye a la
simplificación de problemas complejos que se les presentan en su práctica
diaria y las soluciones que dan a los mismos como es el caso de la preparación
para la convivencia humana.
Los adultos son portadores de modos de actuación incorrectos en
relación con la forma de convivir con los adultos mayores como consecuencia de
la educación tradicional que han recibido.
En los modos de actuación de los adolescentes son frecuentes la
violación de límites y reglas en el trato al adulto mayor, no manifiestan una
relación de empatía, dan muestras de insensibilidad y falta de humanismo.
La teoría
del desarrollo moral de Kohlberg surge de los estudios empíricos que realizó
sobre el juicio moral y y siguiendo el enfoque piagetiano, desarrollándolo y
ampliándolo.
Kohlberg
establece tres niveles de juicio moral, y 6 estadios de desarrollo del juicio
moral. Los niveles representan la perspectiva que las personas pueden adoptar
frente a las normas sociales, y los estadios los criterios que pueden utilizar
al razonar moralmente.
- El
nombre del nivel hace referencia a la perspectiva que puede tomar un sujeto
frente a las normas.
- Los
estadios hacen referencia al criterio que se utiliza al poner en práctica el
juicio moral.
Los tres niveles de desarrollo del juicio moral son:
- Nivel
I: Preconvencional: niños
Es el que
corresponde a la infancia, aunque algunos adolescentes y adultos no consiguen
superar este nivel de razonamiento moral en la mayoría de los conflictos
sociales.
Es el
característico de la infancia, los niños realizan juicios morales solamente en
este primer nivel de desarrollo, a medida que avanza el desarrollo pueden
acceder al segundo nivel, acceder cognitivamente, o no avanzar en aprendizaje y
quedarse en este nivel de razonamiento moral.
Kohlberg
demostró es sus estudios interculturales que algunos adolescentes y adultos se
quedaban en este nivel de razonamiento moral, pudiendo cognitivamente avanzar a
un mayor nivel de razonamiento y enjuiciamiento moral, no aprendían a razonar
moralmente, siendo un pensamiento de nivel inferior, rígido y persistente.
En este
nivel las normas sociales se perciben como desde el binomio: buenas o malas,
justas o injustas, correctas o incorrectas. Las personas en este nivel
interpretan el contenido o significado de las normas como castigo o recompensa,
poder o autoridad de quien las impone.
Una
persona que está en este nivel preconvencional se centra en los intereses
concretos de los individuos que tienen un conflicto, no en los aspectos
sociales o de normas sociales, y suelen actuar en función de las consecuencias
que tienen las conductas, se centran por lo tanto en los intereses concretos,
no tiene una perspectiva de lo que la sociedad dice sobre lo que es correcto e
incorrecto, es una perspectiva individual.
- Nivel
II: Convencional: adolescentes y adultos
Según las
investigaciones de Kohlberg, este segundo nivel de razonamiento se inicia
durante la adolescencia y es el que caracteriza a la mayoría de los
adolescentes y adultos.
Las
personas que actúan desde un nivel convencional, lo hacen pensando en la
sociedad y en los individuos, pueden actuar para evitar castigos o buscar
recompensas pero a la vez como miembro adaptado a las normas sociales impuestas.
Por una parte proteger los intereses personales y por otra parte actuar
conforme a las leyes o normas sociales.
Este
nivel se caracteriza por la aparición de un sentimiento o motivación por la
lealtad a las normas del grupo social, ya sea la familia, los amigos, y el país
o nación.
- Nivel
III: Postconvencional
Este
tercer nivel lo alcanzan muy pocas personas y representa el nivel de
abstracción más alto dentro del pensamiento humano, siendo capaces de superar
la concreción característica de los otros dos niveles, y pueden buscar
soluciones o propuestas para solucionar conflictos más acorde con el más alto
valor de justicia para los humanos. Sus actuaciones morales frente a dilemas
surgen de razonamientos de alto nivel de inteligencia o cognición.
El nivel
postconvencional que también es conocido por el nombre de Nivel de principios o
de autonomía, se caracteriza por clarificar o distinguir los principios o los
valores morales considerados justos de los que son considerados injustos,
independientemente de que pertenezcan al grupo social del sujeto. Las personas
de este nivel separan los valores morales positivos, de los valores morales
negativos, en su propia sociedad y cultura, familia o grupo de amigos.
Kohlberg
especifica muy claramente que en este nivel de juicio moral, las personas
enfocan un problema o conflicto moral desde la perspectiva más alta que es la
de sí en si mismo es justo, las normas y las leyes no son todas justas porque
las dicte una sociedad o un grupo determinado y deben cambiarse aquellas que no
son correctas, o bien para dilemas o conflictos sociales en los que aún no
existen leyes sociales debe solucionarse el conflicto partiendo de lo que es
justo de forma arbitraria y no por creencias o grupos sociales, sería la forma
más alta de justicia y la considerada más humana en el sentido
de los derechos del hombre, de los derechos humanos.
Los
niveles propuestos por Kohlberg parten de la teoría del desarrollo cognitivo de
Piaget:
- El
primer nivel se corresponde con el periodo preoperacional, entre los 2 y los 7
años de edad de desarrollo cognitivo en juicio moral.
- El
segundo nivel se corresponde al periodo de las operaciones concretas, entre los
7 y los 12 años, y el inicio de las operaciones abstractas o formales ya en
plena adolescencia.
- El
tercer nivel corresponde al periodo de las operaciones formales en su nivel más
abstracto de operar mentalmente o cognitivamente, ya en adultos y en algunos
adultos, representa la capacidad de pensar en categorías formales para
solucionar los conflictos sociales y morales.
El mundo
actual, cada vez más complejo en su organización, nos ha ido imponiendo a cada
uno de sus miembros, tareas y relaciones sociales mucho más complicadas.
Adultos, jóvenes adolescentes y niños se ven envueltos en problemas que afectan
a sus vidas de manera muy marcada. Por ejemplo, basta pensar en la vida
académica de los estudiantes de hoy, que se ven exigidos de aprender un cúmulo
de conocimientos que no se soñaban hace treinta años y que ahora son incluso de
dominio general para los sectores más avanzados y favorecidos socialmente.
¿Qué es lo que se quiere?, o
¿Qué se quiere ser? A este tipo de preguntas, los padres intentan responder,
incluso antes que el adolescente mismo, como si la urgencia por la elección de
una carrera se desplazara del adolescente a los padres.
Al
adolescente parece no importarle, y es que a fin de cuentas, lo sepan los
padres o no, son ellos principalmente los que han modelado los gustos y
preferencias de los hijos, y claro, lo que han anhelado en su niñez o juventud
y que no consiguieron, es lo que por lo regular anhelan para sus hijos, lo que
supone ya una orientación y una forma de inducir la vocación para aquellos (por
eso, muchos orientadores piensan que la vocación se forja ya, aún antes de
nacer el bebé).
Sin una
curiosidad por el futuro, no se puede elegir una carrera. ¿Qué futuro queremos?
Esta curiosidad, cuando logra desbloquearse, es signo de que la vida interior
vuelve a tomar un nuevo ritmo en el desarrollo. Pensemos entonces a la vocación
como un proceso, con una historia que tiene un inicio, un desarrollo y un
cierre, cierre que puede ser re-abierto. Lo que un adolescente quiere o desea,
profesionalmente hablando, por más disparatado que sea, tiene una correspondencia
en las relaciones y en las formas de relación que ha establecido con sus padres
e incluso con sus hermanos y el ambiente familiar más amplio.
saludos
ResponderEliminar